RENE FAVALORO

Veinte años sin el médico que se emocionaba con los atardeceres

No fue Belgrano, ni San Martín, ni Sarmiento. Al menos eso parece, a juzgar por las pocas calles, monumentos o plazas que llevan su nombre. Tal vez se trate de uno de los próceres que son considerados “contemporáneos” y más tarde vayan llegando los reconocimientos merecidos. Porque aunque ya los tenga, parece ser que se necesitarían más, especialmente un día como hoy, 29 de Julio, en el que hace 20 años que nos dejó.

Rene Favaloro. Seguramente después de estas dos décadas  algún corazón de esos tantos a los que encaminó, aun continúe marchando por la vida, gracias a su revolucionaria técnica del by pass, lo que lo destacó no solo en nuestro país, sino en el campo cardiovascular de todo el mundo.

A la hora de rebuscar en la biografía de Favaloro, son innumerables los datos que se podrían aportar al recordatorio de este ilustre profesional de la medicina. Pero elijo quedarme con un párrafo de alguna de sus conferencias pronunciadas por allí:

 “Durante los años que viví en Jacinto Aráuz, en el camino de regreso a mi casa, con frecuencia me dejaba cautivar por los hermosos atardeceres -los atardeceres de La Pampa son realmente fascinantes, quizás por el clima seco y los fuertes vientos que golpean sobre las nubes- . En esas ocasiones, detenía el auto en medio de la ruta y, mientras el cielo se encendía con colores tornasolados que cambiaban a cada momento, mis sueños y utopías se entremezclaban con las nubes. En esos momentos imborrables la injusticia social ocupaba un lugar en mi mente y desde entonces nunca dejó de ocupar ese lugar”

El 29 de Julio del 2.000 se suicidaba, dejándonos el ejemplo más perfecto de la decencia, el compromiso social, y de la excelencia médica.